Guatavita La leyenda del Dorado
La leyenda se trata de que el sobrino del cacique debía ser
el sucesor (heredero) de todo el cacicazgo, que desde niño se le debía preparar
para asumir tan importante cargo. La preparación para su cargo consistía: En
primer lugar, desde niño era enviado a una cueva ceremonial durante 6 años, en
vista de esto no podía tener ningún contacto humano alguno, no podía comer: carne,
sal ni ají, no se le podía permitir ver la luz de sol, por otra parte, solo en
las noches podía salir de la cueva para ver la luna y/o las estrellas y
resguardarse antes de que el sol saliera.
Con el paso del tiempo, pasaron ya 6 años de preparación y salía
el futuro cacique (de la cueva). Para probar su fortaleza y llegar puro de
pensamiento debía controlar su cuerpo con la mente ante los bailes y caricias
de las más bellas mujeres de la tribu.
La ceremonia principal se hacía durante el amanecer, allí el
cacique ya desnudo era ungido con miel, resina de polen y polvo de oro.
Se construía una balsa de juncos adornado con piezas de oro y
las piedras mas preciosas que tenían también, con los pagamentos que eran
aportes de la comunidad muisca que daba como un regalo.
El joven heredero, el cacique y el sacerdote eran adornados
con: coronas, petos, brazaletes, tobilleras, como también con unos objetos de
oro que precedían a los dioses, subían a la balsa junto con 4 personas.
Entonces, mientras dirigían la balsa hasta el centro de la laguna toda la tribu
se agrupaba alrededor de ella (la laguna) acompañándolo con canticos y tambores
y alabando a los dioses. Cuando la balsa por fin llegaba al centro todos se
quedaban en silencio, ya al salir el sol y tan pronto iluminaba todo su cuerpo,
el futuro cacique y los sacerdotes tiraban todas la ofrendas a la laguna y después
se tiraba también al agua como símbolo de fecundación y esto le otorgaba el
poder como cacique.
Terminada la ceremonia la balsa se iba de retorno a la orilla
y en ese momento la comunidad lo recibía como el señor y cacique
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